Cristian, el niño que fue torturado y asesinado por defender a su prima

Se sospecha que el criminal actuó con saña para evitar que el niño lo identifique; usó una pistola de fogueo, luego una barra de fierro, con la que le quitó la vida y golpeó a Cristina, quien sobrevivió a las puñaladas.

Cristian, el niño que fue torturado y asesinado por defender a su prima
Foto referencial
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La vida de Cristian se apagó el domingo por la noche tras ser torturado y golpeado por Roger Mamani, quien aprisionó su cabeza cubierta con una bolsa negra. Su prima, Cristina, a quien los delincuentes le dieron por muerta luego de darle 15 puñaladas, atada de manos y pies, escuchó desde el piso de su sala los golpes con los que le quitaron la vida al niño de 11 años, a quien ella había pedido que la acompañe esa noche para protegerla en su casa, donde vivía sola. Vivieron horas de terror.

“Era mi primo, hijo de la hermana de mi mamá, era huérfano. Ayer (el domingo) le dije a mi mamá que me lo preste para que (Cristian) me acompañe a mi casa a dormir, donde vivo sola. Mi mamá me dijo ‘tiene que ir al colegio, temprano le vas a traer (el lunes)’, le dije que sí”, relató Cristina, quien ya no podrá ver a su primo concluir sus estudios y convertirse en un policía, como era su sueño.

La madre de Cristian murió cuando él tenía un año. El niño era criado por su abuela y tías, pero veía en Cristina la imagen materna que le hacía falta y por eso era la compañía indicada para cuidar de ella.

“¿Qué voy a hacer ahora? Era mi único compañerito, juntos llegábamos a la casa para almorzar. Solita estoy, todos mis hijos se han hecho de familia, yo le he criado desde sus ochos meses, me decía que ya no trabaje, ‘yo voy a trabajar’, me ha dicho, ahora no cumplió su palabra”, exclamó entre lágrimas y un infinito dolor la madre de Cristina y abuela de Cristian.

Anoche, después de los papeleos legales, los compañeros de escuela del niño asistieron al velorio y lo recordaron como un buen amigo y alumno, además pidieron “50 años de cárcel” para su asesino. Su familia, consternada por su trágica muerte, no se repone del dolor de su partida.

Cristian, que también era amante de los animales, deja a tres mascotas que cuidaba.

El ataque

Cristina vive sola desde hace cuatro años, luego de una separación, y se dedica a la venta de carne. La noche del domingo a las 19:00, cuando llegó con su auto deportivo a su casa en la zona Río Seke, de El Alto, ella observó algo sospechoso.

“Vi en la esquina a una pareja que estaba con su hijo en brazos, no los reconocí porque estaban con barbijo, comenzaron a caminar y pasaron frente a la casa. Metí el auto al garaje y quería cerrar rápido la puerta, cuando el hombre se vino hasta mí y puso su pie en la puerta”, narró Cristina, sentada en una silla de ruedas en el Hospital La Portada, donde fue atendida de los golpes que recibió en la cabeza y las 15 puñaladas con las que Roger Mamani creyó que la había asesinado durante el asalto.

El niño se había dormido en el auto y no despertó hasta que su prima fue tendida en el piso, a golpes. El ataque duró hasta eso de las 21:00, cuando Mamani y su pareja, María Mercedes Laime, se marcharon de la casa, luego de haber tomado dinero, joyas, electrodomésticos y objetos de valor, todo en una camioneta que también era de Cristina.

“Estaba planeado (...), de la nada este hombre la atacó con un fierro que tenía en una bolsa de yute, la derrumbó en el patio y cerró el garaje. Mi primo, que estaba durmiendo, se despertó y este hombre los amenazó con la pistola (de fogueo) que tenía, así los metió a la casa”, relató a Página Siete Mery F., una familiar de ambas víctimas.

Cristina contó que en el piso de su sala, luego de maniatarla y amordazarla, Mamani le cubrió la cabeza con una manta. Después sintió los golpes que le propinó con el fierro.

“Me apuñaló varias veces y me dejó sangrando en el piso. Tocaron la puerta y era su mujer, con ella han cargado todo a la camioneta”, recordó la víctima.

Cristina rogó a Mamani para que deje ir al niño y le ofreció su vida a cambio de que no dañe a su primo. El hombre no hizo caso a las súplicas y luego de cargar sus pertenencias en su propia camioneta volvió al cuarto donde tenía atado a Cristian.

Desde el piso de su sala Cristina sólo escuchó los golpes. Recuerda que la mujer de Mamani preguntó por ella y ambos ingresaron a la sala para verificar los latidos de su corazón, Cristina dejó de respirar, “la he matado”, dijo el hombre y la dejaron.

Minutos después, Cristina logró zafarse de las ataduras de los pies y abrió la puerta con los dientes. En la calle pidió ayuda a un hombre que se la negó y fue otro vecino quien la auxilió. Entró a su casa y halló a su primo muerto en la cama.

La Policía llegó a las 2:00 y pese a la burocracia con la que atendieron el caso con la Fiscalía, según la denuncia de la familia, primero detuvieron al hermano de Mamani y después, antes de mediodía, capturaron al asesino y su mujer cerca de la localidad Morocollo, a pocos minutos de la frontera con Perú.

El hombre se resistió al arresto, negaba haber cometido el crimen, pese a que fue hallado con el vehículo robado y todos los objetos de Cristina.

Mamani se negó a declarar, pero fue imputado por infanticidio y robo agravado. No se descarta que se amplien los cargos a feminicidio en grado de tentativa, así como contra su pareja que participó como cómplice.