El Gobierno acusa a Morales de intentar tomar el poder con violencia política financiada por el narcotráfico

El Gobierno acusa a Morales de intentar tomar el poder con violencia política financiada por el narcotráfico
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Tras una reunión con el Alto Mando policial y militar y con una seguidilla de calificativos, el Gobierno ha acusado a Evo Morales y sus seguidores de intentar tomar el poder a través de un plan de violencia política financiada por el narcotráfico.

En la cita participaron la presidente Jeanine Áñez, los ministros de Gobierno, Arturo Murillo, y Defensa, Luis Fernando López, y los jefes de cada fuerza.

Murillo explicó que se evaluó la situación de la cuarentena en el país y la seguridad en dos planos: En la lucha contra el narcotráfico y en el trabajo “para frenar la violencia política” que supuestamente se busca generar en algunos puntos del país.

Narcos

“La señora Presidenta nos ha recomendado cuidar la salud ayudando en la cuarentena, también nos ha recomendado frenar el narcotráfico, que intenta tomar impulso en varios sitios del país aprovechando la cuarentena y camuflándose entre algunos políticos”, dijo Murillo.

Indicó que le preocupaba “gravemente” que el MAS haya presuntamente “decidido sabotear y desatar la violencia política y el narcoterrorismo”.

“Desde un inicio ese partido y los cocaleros del Chapare inventaron la idea del COVID-19 no existía y era un invento de la derecha y del imperialismo. Con ese argumento y con dinero del evismo y del narcotráfico movilizó el Chapare para sabotear la cuarentena y otros lugares”.

Sin presentar pruebas, dijo que ese “plan” tenía la finalidad de “impulsar y mantener el negocio de la coca ilegal en el Trópico Cochabambino y por lo tanto el narcotráfico”.

Hechos de violencia

En ese contexto, enumeró los hechos de violencia que la presidenta Áñez ya había citado horas antes en un evento de la Policía y que sustentaban la idea de que el MAS y Morales “ataca” con “tácticas terroristas” la gestión y las instituciones del Gobierno.

Entre ellos, los ataques a torres de telecomunicación, bloqueos de carreteras, el “secuestro de periodistas” de un canal de televisión y un impreso cruceño y la expulsión de policías de la región cocalera que también es bastión del MAS.

Murillo además aseguró que “la gran mayoría de los bolivianos no quiere un país rendido a la droga y al terrorismo, sino que quiere una Bolivia sana reconstruyendo la economía (…) quieren democracia y libertad con ley”. Aseguró que es la misión del Gobierno y en ese trabaja.

A su turno, el ministro López también esbozó solo dos bifurcaciones como opción para el país.

“Bolivia tiene dos caminos: uno el que ofrece Evo y el MAS, que es el camino del fraude, de la división entre bolivianos y la violencia política que hoy vemos en el Chapare; el otro, es el camino que representa la Presidenta, es el camino de la democracia y la unidad de todos los bolivianos”, dijo López.

¿Matices electorales?

En un discurso acalorado y en el que enumeró las medidas que asumió para afrontar la pandemia, la mandataria y candidata por la alianza Juntos, ya había trazado horas antes, en un evento en  la Policía, las dos únicas vías que a su juicio le quedan a Bolivia: El camino de la violencia con Morales o el camino de la paz y la democracia con su Gobierno.

“Hay dos caminos para Bolivia: por un lado está el camino que ofrece el MAS y su candidato, es el camino de la división y la violencia entre los bolivianos como lo han hechos 14 años, es el camino por el cual Evo (Morales) y sus cocaleros intentan retornar al poder», dijo Áñez.

Añadió: «Por otro lado está el camino del Gobierno y la mayoría de las familias bolivianas queremos, el camino de la unidad, de los bonos, de reactivar la economía, el camino de cuidar la salud, del orden, de la democracia y de la ley; en suma, el camino de ayudarnos entre todos, ése es nuestro camino y nuestra misión”.

La pugna por los comicios

Para las elecciones presidenciales están habilitados ochos frentes. Otro escenario de pugna entre el MAS de Morales y el Palacio de Gobierno ocupado por Áñez se ha instalado precisamente por la ley del plazo de la votación.

El MAS, frente opositor que domina la Asamblea Legislativa, sancionó una norma que fija elecciones hasta el 6 de septiembre, a iniciativa del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y con el respaldo de la mayoría de los frentes en carrera electoral.

Áñez, sin embargo, ha propuesto que ese plazo se recorra hasta por dos meses más, cuando los efectos de la pandemia del coronavirus, aminoren (según sus estudios), pero también tiene en frente la presión del Tribunal Supremo Electoral (TSE), cuyo presidente, Salvador Romero, designado por la mandataria, ha urgido su promulgación.

Varios políticos le recordaron a Áñez que la única misión de gobierno transitorio esa convocar a las elecciones; la jefa del Estado ha replicado que para ella prevalece preservar la salud.

A ello se suman las discrepancias por la aprobación de los millonarios créditos internacionales que tramitó el Gobierno y cuya mayoría está congelada en el órgano deliberante.