La importancia de la alimentación en los mil primeros días de vida

Según evidencia científica, los primeros 1.000 días de vida son fundamentales para el crecimiento y desarrollo del niño. Lo que suceda en estos primeros meses y la nutrición que reciba, puede influir en su salud, incluso cuando sea adulto.

La importancia de la alimentación en los mil primeros días de vida
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Los mil días de oro es un concepto que surge inicialmente en el ámbito de la medicina, asociado a la salud materno infantil, y hace referencia a la alimentación en dos etapas de los primeros mil días de vida del bebé: la primera corresponde a los 270 días desde la concepción hasta el nacimiento, y la segunda, hasta que cumpla los dos años. Según la Unicef, esta etapa tiene una gran repercusión en el futuro de una persona: en su desarrollo cerebral, en su salud, su felicidad, su capacidad de aprender en la escuela, su bienestar e incluso la cantidad de dinero que ganará de adulto. Por eso, una alimentación adecuada, los estímulos y la atención, en otras palabras, “comer, jugar y amar” son esenciales para el desarrollo del cerebro del bebé en sus primeros días de vida.

Eline van der Beek, experta en nutrición de la Universidad de Groningen (Países Bajos) explicó que hoy en día existe la oportunidad de intervenir en las etapas más tempranas de la vida para orientarla hacia la salud del niño y, al mismo tiempo, prepararlo para una edad adulta y vejez sana y activa. “Esto no significa que nuestro desarrollo inicial puede hacer de nosotros personas sanas o enfermas, sino que los sistemas que se establecen a edad temprana son los que nos quedarán en el futuro”, aclaró.

Desde el Consejo Argentino sobre Seguridad de Alimentos y Nutrición, presenta la importancia y algunas particularidades que tiene la nutrición en cada una de las etapas comprendidas en este período de los primeros mil días.

Alimentación en el embarazo. Esta etapa va desde la concepción hasta el nacimiento (dura 270 días aproximadamente). Una alimentación saludable durante el embarazo es sumamente importante para lograr un óptimo crecimiento y desarrollo del feto. Durante esta etapa, es recomendable aumentar los hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y minerales. También se recomienda el consumo de alimentos fuentes de ácidos grasos omega-3 y agua. La administración diaria de suplementos de hierro y ácido fólico durante el embarazo son importantes para reducir el riesgo de bajo peso al nacer, anemia materna, entre otras.

Lactancia exclusiva. Esta etapa va desde el nacimiento hasta los 6 meses (dura 180 días, aproximadamente) la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) recomiendan la lactancia exclusiva desde una hora después del nacimiento y hasta los 6 meses de vida; y continuar la lactancia, junto con alimentos complementarios adecuados, hasta los 2 años o más. Sin embargo, vale aclarar que la lactancia puede verse interferida por determinadas complicaciones (como mastitis, taponamiento de los conductos, etc.) y también hay determinadas situaciones en las que está contraindicada (galactosemia, cáncer, hepatitis C, etc.), en estos casos el médico pediatra puede sugerir el uso de fórmulas infantiles.

Alimentación complementaria. Es todo aquel alimento líquido o sólido diferente de la leche materna que se introduce en la dieta del bebé a partir de los 6 meses de vida (como verduras, frutas, cereales, carnes, etc.), incluyendo las fórmulas lácteas infantiles, que actúan como fuente de alimentación y de agregado para reforzar las defensas de los más pequeños de la casa, que actúan sin interrumpir la lactancia materna.

Alimentación familiar. Esta etapa va desde el año (12 meses) hasta los 2 años (24 meses) y dura 365 días aproximadamente. Se denomina alimentación familiar porque los niños pueden consumir casi todos los mismos alimentos que el resto de la familia. Se sugiere que los niños entre los 12 y 24 meses realicen 3 a 4 comidas al día.